Independientemente de lo que estés tratando de hacer, hay tres pasos importantes que tienes que dar:
Organizarte
Concentrarte
¡Hacerlo!
El problema es que, para nosotros, cada uno de estos pasos significa dar muchos pequeños pasos. Pero aprender a darlos es una destreza que te ayudará mucho en la vida. Tenemos muchas cosas que hacer en el día y cada una de ellas sigue este proceso de tres pasos. Tomemos como ejemplo el cepillarse los dientes.
Organizarse significa estar donde debes estar y reunir los materiales necesarios. Para cepillarse los dientes: ir al baño, sacar el cepillo, la pasta de dientes y abrir el grifo.
Concentrarse significa seguir adelante con la tarea. Los dentistas dicen que hay que cepillarse durante 3 minutos, lo que significa seguir cepillándose aunque escuches una canción buenísima en la radio o recuerdes que querías llamar a tu amigo. Concéntrate y recuerda lo que el dentista te dijo sobre cepillarte desde las encías.
¡Hacerlo! Si llevas a cabo los pasos 1 y 2, el paso 3 se hace casi solo. ¡Hurra, han pasado los 3 minutos y tus dientes están limpios! Hacerlo significa acabar y dar los últimos retoques. Con el cepillado de los dientes, sería: cerrar el grifo, guardar el cepillo y la pasta de dientes y ¡comprobar que no te queda pasta de dientes en la cara!
Puede que estés pensando: “Yo sé cepillarme bien los dientes”. En tal caso, eso es excelente porque significa que puedes aplicar esas mismas destrezas en la escuela o a cualquier proyecto que tengas que realizar, como las tareas escolares o limpiar tu habitación.
ORGANÍZATE.
Ser organizado es una destreza importante tanto en la vida. Cuando eres muy organizado, puedes concentrarte, en lugar de pasar tiempo buscando cosas como loco y distrayéndote con cosas sin importancia. ¿Qué significa ser organizado? En el trabajo escolar, significa tener un cuaderno o un lugar donde guardar todas tus tareas, y así saber qué tienes que hacer y cuándo. Tener archivadores o carpetas claramente etiquetadas y guardar todas tus tareas escolares en orden y en un lugar específico: es lo principal de la organización.
Con tus cosas en casa, ser organizado significa tener un lugar donde ponerlas y guardarlas cuando terminas. Significa colgar tu abrigo en lugar de dejarlo tirado en el piso o echarlo en una silla. Significa guardar la mochila, los zapatos y la ropa interior limpia siempre en los mismos lugares para que sepas dónde encontrarlos en todo momento.
La planificación también forma parte de ser organizado. Planificar significa decidir qué vas a hacer y cuándo lo vas a hacer. Los calendarios, las listas y los horarios pueden ayudarte a planificar. Puedes comprar o dibujar un calendario y tenerlo cerca de tu área de trabajo. Sería conveniente elaborar un horario o una lista de cosas que hacer. Mirar la lista te puede ayudar a saber qué necesitas hacer. Añade cosas cuando te den tareas nuevas y márcalas cuando las hayas terminado. Utiliza la lista para decidir qué es lo más importante y empieza por ahí.
Si tienes que hacer un gran proyecto, escribe la fecha de entrega en tu calendario. Pero no esperes hasta poco antes para comenzar el proyecto. Escríbelo en tu lista de cosas que hacer o en tu calendario con semanas de antelación (¡esto se le llama planificar con tiempo!) De esa forma, no esperarás hasta el último minuto. Trabaja en un gran proyecto un ratito cada vez. Eso no solo te producirá menos estrés, sino que también te llevará a realizar un mejor trabajo. Tus maestras saben cuándo has trabajado y cuidado tus tareas, y cuándo las has hecho deprisa y corriendo justo antes de entregarlas.
Necesita un poco de esfuerzo extra para organizarte a ti mismo y tus cosas. Pero una vez te has organizado, te sientes muy bien. Cuanto menos tiempo pases buscando cosas por todas partes o poniéndote nervioso por las tareas, más tiempo tendrás para cosas mejores, como leer un buen libro o jugar.
PROTEGE TU ENTORNO
Aire limpio, agua limpia… ¿área de trabajo limpia? Sí. Las dos primeras contribuyen a un planeta sano. La última crea hábitos de trabajo saludables. Es mejor disponer de un escritorio o una mesa que puedas usar siempre para hacer los deberes. Si asocias ese entorno al trabajo, puedes concentrarte más rápidamente. (Por eso no es buena idea hacer los deberes en la cama; asocias ese entorno con dormir, ¡no con aprender!)
Ten tu área de trabajo bien surtida de plumas, lápices, cuadernos y libros de texto; cualquier cosa que necesites para hacer tus tareas. Si utilizas la mesa de la cocina u otro espacio que no sea siempre tuyo, considera la posibilidad de crear una “caja de trabajo”, en la que puedas guardar papel, plumas, libros y otros materiales de forma que no tengas que buscarlos por todas partes cuando la mesa esté despejada. Así, puedes agarrar la caja y voilà: área de trabajo instantánea.
Dondequiera que trabajes, trata de asegurarte de que no vas a distraerte. Apaga la televisión, el celular, desconecta la Internet y cualquier dispositivo de mensajería instantánea. ¿Crees que puedes ver la televisión y leer el libro de Ciencias? Piénsalo bien. Es menos probable que recuerdes la información que lees cuando parte de tu atención está en otra cosa. Si tienes hermanos o familiares ruidosos, pídeles amablemente que se vayan a otro sitio. Si no se van o no se tranquilizan, busca un lugar más tranquilo.
CONCENTRARSE
En casa.
Una vez que has creado el entorno adecuado para hacer los deberes, tienes que concentrarte, ser perseverante y hacer el trabajo. ¿No sabes cómo seguir? ¿Necesitas descansar un minuto? Hazlo lejos de tu mesa de trabajo. Ve a por un vaso de agua o date un paseíto (¡pero vuelve en seguida!). No enciendas la televisión o empieces a leer tu email; es probable que esas tareas terminen absorbiéndote. No dejes de pensar en el premio: una tarea acabada.
Para concentrarte, habla contigo mismo durante el trabajo. Pregúntate: “¿Qué tengo que hacer ahora?” y contéstate. Quizás respondas: “Bueno, tengo que hacer el siguiente problema de matemáticas. Vamos a ver… Voy por el número 5. Empezaré leyendo el problema para mí mismo”. Luego, hazlo. Pregúntate: “¿Y ahora qué hago?” Después, vuelve a contestarte. “Bien, tengo que averiguar cuál es la mitad de 46”. Y, ahora, ¿qué? “Pues escribo 46 y lo divido por 2”. Entonces, hazlo.
Entiendes, ¿no? Habla contigo mismo mientras tratas de hacer algo, paso a paso, como si fueras la maestra. Esto te ayuda a concentrarte en el trabajo. ¡No te des por vencido! Ya casi lo consigues. (¡No olvides decirte eso a ti mismo!)
Podrías estar preguntándote: “Pero, ¿cómo me concentro cuando estoy limpiando mi habitación o haciendo algo que mis padres me han pedido que haga?” Para concentrarse en cualquier trabajo, habla contigo mismo mientras lo haces. Si estás limpiando tu habitación, pregúntate: “¿Qué me dijo mi mamá que hiciera?” Respuesta: “Oh, sí, que limpie mi habitación”. Pregúntate: “¿Por dónde empiezo?” Tu posible respuesta: “Supongo que recogeré toda la ropa del suelo”. Luego, hazlo.
Ahora… supongamos que bajo los pantalones de mezclilla que acabas de recoger, encuentras ese CD que has estado buscando por todas partes. Decides escucharlo y, antes de que te des cuenta, estás cantando con tu micrófono de juguete. ¿Aún concentrado? ¡Huy! Ya te distrajiste. Pregúntate: “Un momento, ¿qué se supone que debo estar haciendo ahora?” Respuesta: “Oh, sí, recoger mi ropa”. Entonces, vuelve al trabajo.
Después de recoger toda la ropa, pregúntate: “¿Qué debería hacer ahora?” Posible respuesta: “Haré la cama”. Entonces, hazla. Sigue hablando contigo mismo hasta que la habitación esté limpia. Observa cómo estás progresando y dite a ti mismo: “Lo estoy haciendo muy bien. Mi mamá estará contenta (y, quizás, ¡sorprendida!)”.
En la universidad
Puede ser difícil concentrarse todo el día en la universidad. Pero, afortunadamente, las asignaturas cambian y no tienes que concentrarte en lo mismo todo el día. Cada asignatura dura sólo un rato, así que necesitas concentrarte durante breves períodos de tiempo. Normalmente, dispones de un pequeño descanso mientras cambias de libros o materiales para la siguiente asignatura.
En la universidad, si te pones a pensar en otra cosa (¡o te viene sueño!) mientras estás escuchando a la maestra o trabajando en tu sitio, quizás necesites cambiar de postura para estar más cómodo. Respira hondo, o levántate y estírate (cuando tu maestra diga que puedes) para estar a tono con lo que se está diciendo.
Para concentrarte en el trabajo, habla contigo mismo mientras lo haces. Hazte preguntas sobre lo que tienes que hacer, después respóndelas y sigue los pasos necesarios. Ve paso a paso hasta que termines.
Si el trabajo es difícil, no te des por vencido. Inténtalo de verdad o pide ayuda. Posponerlo o entretenerte no te ayudará a aprender, y no hará más fácil tu trabajo. Desafía a tu cerebro… ¡es un buen ejercicio!
Cuando no entiendas algo o no sepas cómo hacerlo, pide ayuda a la maestra. Si no lo haces, tu mente empezará a divagar y, antes de que te des cuenta, estarás en el país de las maravillas. En lugar de eso, haz una pregunta y presta atención a la respuesta. Si sigues en la confusión, habla con tu maestra después de clase.
Soñar despierto
No hay nada malo en tener una buena imaginación, a menos que te domine en el momento equivocado, como en mitad de una clase. Si las ensoñaciones desordenan tu mente, busca una forma de canalizarlas en el momento del día más adecuado: después de clase.
Podrías empezar a escribir tus ensoñaciones en un diario al final del día. Así no estarás desactivándolas, tan solo posponiéndolas hasta un poco más tarde. Si no te gusta escribir, prueba a pintar, construir o busca otras formas de dejar fluir tu creatividad.
Vecinos ruidosos
Si tus compañeros te distraen, pídeles amablemente que dejen de hablar. ¿Eres tú el parlanchín? Guarda la charla para la hora del almuerzo o para el recreo. Si sigues distraído, quizás haya algo que la maestra pueda hacer para ayudarte.
¡Hacerlo!
¿Qué es mejor que ser organizado y estar concentrado? ¡Haber terminado! No solo te alegrará saber que has hecho bien, sino que tienes algo porqué sentirte orgulloso. Prosigue hasta que esté todo hecho, y no te rindas cuando vayas por la mitad. Asegúrate de que tu tarea está limpia y bien hecha. Revisa tu trabajo por si hay algún error. Corrige cualquier error que encuentres. Si se trata de un proyecto o el resumen de un libro, dale los últimos retoques.
Cuando hayas terminado parte de los deberes, marcarlo acabado en tu lista de tareas puede darte una agradable sensación. Cuando hayas terminado todos tus deberes, te queda una cosa más: tienes que llevarlos a la escuela. ¡No sirve de mucho dejarte la tarea en el escritorio!
Para estar seguro de que estás preparado para ir a la escuela, revisa tu mochila. Asegúrate de que tu nombre esté en la tarea, de que la tarea esté en un lugar seguro (como una carpeta), de que la carpeta esté en tu mochila y de que tu mochila no se quede en el auto o en el autobús. Trabajaste mucho, ¡mereces que se te reconozca el mérito!
Con las tareas domésticas, hacerlas significa perseverar hasta terminar todo el trabajo. Cuando creas que has terminado (o casi), echa un vistazo a la habitación por si se te olvidó recoger algo. ¿La cama hecha? Compruébalo. ¿Los zapatos guardados? Compruébalo. ¿La ropa sucia en la cesta apropiada? Compruébalo. ¿La ropa limpia en el cajón? Compruébalo. ¿Los juguetes y los libros en su sitio? Compruébalo.
Si tu trabajo es darle de comer al perro, no has terminado del todo hasta que le hayas servido la sabrosa comida para perros. Hacer el trabajo significa tirar la lata de comida vacía a la basura, enjuagar la cuchara y ponerla en el fregadero. O si estás poniendo la mesa para comer, no te detengas después de poner solo los platos. Haz todo el trabajo y coloca también los utensilios y las servilletas. No te olvides de los vasos. Oh, sí, ¿y la sal y la pimienta? ¿Se necesita algo más en la mesa?
En cualquier cosa que hagas, hacerlo significa terminar lo que empiezas, hacer un buen trabajo y revisarlo. Ah, y otra cosa importante: dedica un momento a admirar el trabajo que has realizado. Mereces estar orgulloso. ¡Buen trabajo!
Ayuda de los demás
Cuando estás intentando aprender estas destrezas, necesitarás ayuda de tus padres y de otros adultos, como los maestros. Pero el secreto está en entender que no es bueno que ellos hagan tu trabajo. Algún día, tendrás que hacer las cosas sin ayuda.
Aquí tienes dos listas. Una, con ejemplos de cosas para las que puedes pedir ayuda a las demás personas. La otra es una lista de cosas que los mayores no deberían hacer por ti.
Tu familia y los maestros deberían:
Enseñarte cosas nuevas;
Responder a tus preguntas sobre lo que has aprendido o sobre la tarea;
Proporcionarte un entorno tranquilo donde puedas concentrarte;
Proporcionarte los materiales necesarios para que puedas hacer el trabajo;
Revisar tu trabajo y ayudarte a corregir los errores;
Darte consejos prácticos sobre cómo organizarte y concentrarte;
Ayudarte a decidir dónde guardar las cosas en tu habitación;
Darte trabajos domésticos adecuados para niños;
Dejar que les ayudes en el salón de clase y en casa.
Tus familiares y los maestros no deberían:
Darte las respuestas a las preguntas de los deberes;
Hacer partes importantes de la tarea por ti, como investigar o escribir;
Corregir los errores;
Organizarte el trabajo, la mochila o el armario;
Tener que recordarte mil veces que hagas las cosas que se supone que debes hacer;
Limpiar tu habitación (¡lo siento!)
A medida que avanza el tiempo, tendrás que responsabilizarte cada vez más de tu propio trabajo. Si prestas atención a la forma en que tus familiares y maestros te guían cuando haces la tarea, sabrás hacerla sin ayuda cuando llegue el momento, que será pronto. Las buenas notas no son el único beneficio. Cuantas más tareas hagas bien sin ayuda, te sentirás mejor. Esto también se aplica a las cosas que estás aprendiendo a hacer en casa.
A veces, los estudiantes tardan mucho en empezar a trabajar, posponen los deberes o tienen problemas en concentrarse porque no entienden lo que se supone que deben hacer o porque creen que no pueden hacerlo bien. Para eso necesitas la ayuda de tus maestros y de tus padres. Es normal preocuparse por lo que pasará si repruebas, pero intenta confiar en ti mismo y dar lo mejor.
Si tienes problemas, no tengas miedo de seguir pidiendo ayuda. Di a tus padres o maestros cuál es el problema. Algunos estudiantes tienen problemas de atención, lo que hace más difícil organizarse, concentrarse y hacer las cosas. Pero también ellos pueden y deben usar este método de tres pasos para completar mejor las tareas.
La ayuda de los familiares puede ser un pequeño impulso que te ayudará a prepararte para hacerlo por tu cuenta. ¡Quién sabe! Pueda que incluso ayudes a tus padres. Muchos adultos tienen problemas para hacer tareas complicadas, como planificar la cena de toda una semana. Si tu mamá o papá se enfrenta a alguna de estas difíciles tareas, ya sabes qué aconsejarles:
Organízate.
Concéntrate.
¡Hazlo!
Revisado por: D'Arcy Lyness, PhD
Organizarte
Concentrarte
¡Hacerlo!
El problema es que, para nosotros, cada uno de estos pasos significa dar muchos pequeños pasos. Pero aprender a darlos es una destreza que te ayudará mucho en la vida. Tenemos muchas cosas que hacer en el día y cada una de ellas sigue este proceso de tres pasos. Tomemos como ejemplo el cepillarse los dientes.
Organizarse significa estar donde debes estar y reunir los materiales necesarios. Para cepillarse los dientes: ir al baño, sacar el cepillo, la pasta de dientes y abrir el grifo.
Concentrarse significa seguir adelante con la tarea. Los dentistas dicen que hay que cepillarse durante 3 minutos, lo que significa seguir cepillándose aunque escuches una canción buenísima en la radio o recuerdes que querías llamar a tu amigo. Concéntrate y recuerda lo que el dentista te dijo sobre cepillarte desde las encías.
¡Hacerlo! Si llevas a cabo los pasos 1 y 2, el paso 3 se hace casi solo. ¡Hurra, han pasado los 3 minutos y tus dientes están limpios! Hacerlo significa acabar y dar los últimos retoques. Con el cepillado de los dientes, sería: cerrar el grifo, guardar el cepillo y la pasta de dientes y ¡comprobar que no te queda pasta de dientes en la cara!
Puede que estés pensando: “Yo sé cepillarme bien los dientes”. En tal caso, eso es excelente porque significa que puedes aplicar esas mismas destrezas en la escuela o a cualquier proyecto que tengas que realizar, como las tareas escolares o limpiar tu habitación.
ORGANÍZATE.
Ser organizado es una destreza importante tanto en la vida. Cuando eres muy organizado, puedes concentrarte, en lugar de pasar tiempo buscando cosas como loco y distrayéndote con cosas sin importancia. ¿Qué significa ser organizado? En el trabajo escolar, significa tener un cuaderno o un lugar donde guardar todas tus tareas, y así saber qué tienes que hacer y cuándo. Tener archivadores o carpetas claramente etiquetadas y guardar todas tus tareas escolares en orden y en un lugar específico: es lo principal de la organización.
Con tus cosas en casa, ser organizado significa tener un lugar donde ponerlas y guardarlas cuando terminas. Significa colgar tu abrigo en lugar de dejarlo tirado en el piso o echarlo en una silla. Significa guardar la mochila, los zapatos y la ropa interior limpia siempre en los mismos lugares para que sepas dónde encontrarlos en todo momento.
La planificación también forma parte de ser organizado. Planificar significa decidir qué vas a hacer y cuándo lo vas a hacer. Los calendarios, las listas y los horarios pueden ayudarte a planificar. Puedes comprar o dibujar un calendario y tenerlo cerca de tu área de trabajo. Sería conveniente elaborar un horario o una lista de cosas que hacer. Mirar la lista te puede ayudar a saber qué necesitas hacer. Añade cosas cuando te den tareas nuevas y márcalas cuando las hayas terminado. Utiliza la lista para decidir qué es lo más importante y empieza por ahí.
Si tienes que hacer un gran proyecto, escribe la fecha de entrega en tu calendario. Pero no esperes hasta poco antes para comenzar el proyecto. Escríbelo en tu lista de cosas que hacer o en tu calendario con semanas de antelación (¡esto se le llama planificar con tiempo!) De esa forma, no esperarás hasta el último minuto. Trabaja en un gran proyecto un ratito cada vez. Eso no solo te producirá menos estrés, sino que también te llevará a realizar un mejor trabajo. Tus maestras saben cuándo has trabajado y cuidado tus tareas, y cuándo las has hecho deprisa y corriendo justo antes de entregarlas.
Necesita un poco de esfuerzo extra para organizarte a ti mismo y tus cosas. Pero una vez te has organizado, te sientes muy bien. Cuanto menos tiempo pases buscando cosas por todas partes o poniéndote nervioso por las tareas, más tiempo tendrás para cosas mejores, como leer un buen libro o jugar.
PROTEGE TU ENTORNO
Aire limpio, agua limpia… ¿área de trabajo limpia? Sí. Las dos primeras contribuyen a un planeta sano. La última crea hábitos de trabajo saludables. Es mejor disponer de un escritorio o una mesa que puedas usar siempre para hacer los deberes. Si asocias ese entorno al trabajo, puedes concentrarte más rápidamente. (Por eso no es buena idea hacer los deberes en la cama; asocias ese entorno con dormir, ¡no con aprender!)
Ten tu área de trabajo bien surtida de plumas, lápices, cuadernos y libros de texto; cualquier cosa que necesites para hacer tus tareas. Si utilizas la mesa de la cocina u otro espacio que no sea siempre tuyo, considera la posibilidad de crear una “caja de trabajo”, en la que puedas guardar papel, plumas, libros y otros materiales de forma que no tengas que buscarlos por todas partes cuando la mesa esté despejada. Así, puedes agarrar la caja y voilà: área de trabajo instantánea.
Dondequiera que trabajes, trata de asegurarte de que no vas a distraerte. Apaga la televisión, el celular, desconecta la Internet y cualquier dispositivo de mensajería instantánea. ¿Crees que puedes ver la televisión y leer el libro de Ciencias? Piénsalo bien. Es menos probable que recuerdes la información que lees cuando parte de tu atención está en otra cosa. Si tienes hermanos o familiares ruidosos, pídeles amablemente que se vayan a otro sitio. Si no se van o no se tranquilizan, busca un lugar más tranquilo.
CONCENTRARSE
En casa.
Una vez que has creado el entorno adecuado para hacer los deberes, tienes que concentrarte, ser perseverante y hacer el trabajo. ¿No sabes cómo seguir? ¿Necesitas descansar un minuto? Hazlo lejos de tu mesa de trabajo. Ve a por un vaso de agua o date un paseíto (¡pero vuelve en seguida!). No enciendas la televisión o empieces a leer tu email; es probable que esas tareas terminen absorbiéndote. No dejes de pensar en el premio: una tarea acabada.
Para concentrarte, habla contigo mismo durante el trabajo. Pregúntate: “¿Qué tengo que hacer ahora?” y contéstate. Quizás respondas: “Bueno, tengo que hacer el siguiente problema de matemáticas. Vamos a ver… Voy por el número 5. Empezaré leyendo el problema para mí mismo”. Luego, hazlo. Pregúntate: “¿Y ahora qué hago?” Después, vuelve a contestarte. “Bien, tengo que averiguar cuál es la mitad de 46”. Y, ahora, ¿qué? “Pues escribo 46 y lo divido por 2”. Entonces, hazlo.
Entiendes, ¿no? Habla contigo mismo mientras tratas de hacer algo, paso a paso, como si fueras la maestra. Esto te ayuda a concentrarte en el trabajo. ¡No te des por vencido! Ya casi lo consigues. (¡No olvides decirte eso a ti mismo!)
Podrías estar preguntándote: “Pero, ¿cómo me concentro cuando estoy limpiando mi habitación o haciendo algo que mis padres me han pedido que haga?” Para concentrarse en cualquier trabajo, habla contigo mismo mientras lo haces. Si estás limpiando tu habitación, pregúntate: “¿Qué me dijo mi mamá que hiciera?” Respuesta: “Oh, sí, que limpie mi habitación”. Pregúntate: “¿Por dónde empiezo?” Tu posible respuesta: “Supongo que recogeré toda la ropa del suelo”. Luego, hazlo.
Ahora… supongamos que bajo los pantalones de mezclilla que acabas de recoger, encuentras ese CD que has estado buscando por todas partes. Decides escucharlo y, antes de que te des cuenta, estás cantando con tu micrófono de juguete. ¿Aún concentrado? ¡Huy! Ya te distrajiste. Pregúntate: “Un momento, ¿qué se supone que debo estar haciendo ahora?” Respuesta: “Oh, sí, recoger mi ropa”. Entonces, vuelve al trabajo.
Después de recoger toda la ropa, pregúntate: “¿Qué debería hacer ahora?” Posible respuesta: “Haré la cama”. Entonces, hazla. Sigue hablando contigo mismo hasta que la habitación esté limpia. Observa cómo estás progresando y dite a ti mismo: “Lo estoy haciendo muy bien. Mi mamá estará contenta (y, quizás, ¡sorprendida!)”.
En la universidad
Puede ser difícil concentrarse todo el día en la universidad. Pero, afortunadamente, las asignaturas cambian y no tienes que concentrarte en lo mismo todo el día. Cada asignatura dura sólo un rato, así que necesitas concentrarte durante breves períodos de tiempo. Normalmente, dispones de un pequeño descanso mientras cambias de libros o materiales para la siguiente asignatura.
En la universidad, si te pones a pensar en otra cosa (¡o te viene sueño!) mientras estás escuchando a la maestra o trabajando en tu sitio, quizás necesites cambiar de postura para estar más cómodo. Respira hondo, o levántate y estírate (cuando tu maestra diga que puedes) para estar a tono con lo que se está diciendo.
Para concentrarte en el trabajo, habla contigo mismo mientras lo haces. Hazte preguntas sobre lo que tienes que hacer, después respóndelas y sigue los pasos necesarios. Ve paso a paso hasta que termines.
Si el trabajo es difícil, no te des por vencido. Inténtalo de verdad o pide ayuda. Posponerlo o entretenerte no te ayudará a aprender, y no hará más fácil tu trabajo. Desafía a tu cerebro… ¡es un buen ejercicio!
Cuando no entiendas algo o no sepas cómo hacerlo, pide ayuda a la maestra. Si no lo haces, tu mente empezará a divagar y, antes de que te des cuenta, estarás en el país de las maravillas. En lugar de eso, haz una pregunta y presta atención a la respuesta. Si sigues en la confusión, habla con tu maestra después de clase.
Soñar despierto
No hay nada malo en tener una buena imaginación, a menos que te domine en el momento equivocado, como en mitad de una clase. Si las ensoñaciones desordenan tu mente, busca una forma de canalizarlas en el momento del día más adecuado: después de clase.
Podrías empezar a escribir tus ensoñaciones en un diario al final del día. Así no estarás desactivándolas, tan solo posponiéndolas hasta un poco más tarde. Si no te gusta escribir, prueba a pintar, construir o busca otras formas de dejar fluir tu creatividad.
Vecinos ruidosos
Si tus compañeros te distraen, pídeles amablemente que dejen de hablar. ¿Eres tú el parlanchín? Guarda la charla para la hora del almuerzo o para el recreo. Si sigues distraído, quizás haya algo que la maestra pueda hacer para ayudarte.
¡Hacerlo!
¿Qué es mejor que ser organizado y estar concentrado? ¡Haber terminado! No solo te alegrará saber que has hecho bien, sino que tienes algo porqué sentirte orgulloso. Prosigue hasta que esté todo hecho, y no te rindas cuando vayas por la mitad. Asegúrate de que tu tarea está limpia y bien hecha. Revisa tu trabajo por si hay algún error. Corrige cualquier error que encuentres. Si se trata de un proyecto o el resumen de un libro, dale los últimos retoques.
Cuando hayas terminado parte de los deberes, marcarlo acabado en tu lista de tareas puede darte una agradable sensación. Cuando hayas terminado todos tus deberes, te queda una cosa más: tienes que llevarlos a la escuela. ¡No sirve de mucho dejarte la tarea en el escritorio!
Para estar seguro de que estás preparado para ir a la escuela, revisa tu mochila. Asegúrate de que tu nombre esté en la tarea, de que la tarea esté en un lugar seguro (como una carpeta), de que la carpeta esté en tu mochila y de que tu mochila no se quede en el auto o en el autobús. Trabajaste mucho, ¡mereces que se te reconozca el mérito!
Con las tareas domésticas, hacerlas significa perseverar hasta terminar todo el trabajo. Cuando creas que has terminado (o casi), echa un vistazo a la habitación por si se te olvidó recoger algo. ¿La cama hecha? Compruébalo. ¿Los zapatos guardados? Compruébalo. ¿La ropa sucia en la cesta apropiada? Compruébalo. ¿La ropa limpia en el cajón? Compruébalo. ¿Los juguetes y los libros en su sitio? Compruébalo.
Si tu trabajo es darle de comer al perro, no has terminado del todo hasta que le hayas servido la sabrosa comida para perros. Hacer el trabajo significa tirar la lata de comida vacía a la basura, enjuagar la cuchara y ponerla en el fregadero. O si estás poniendo la mesa para comer, no te detengas después de poner solo los platos. Haz todo el trabajo y coloca también los utensilios y las servilletas. No te olvides de los vasos. Oh, sí, ¿y la sal y la pimienta? ¿Se necesita algo más en la mesa?
En cualquier cosa que hagas, hacerlo significa terminar lo que empiezas, hacer un buen trabajo y revisarlo. Ah, y otra cosa importante: dedica un momento a admirar el trabajo que has realizado. Mereces estar orgulloso. ¡Buen trabajo!
Ayuda de los demás
Cuando estás intentando aprender estas destrezas, necesitarás ayuda de tus padres y de otros adultos, como los maestros. Pero el secreto está en entender que no es bueno que ellos hagan tu trabajo. Algún día, tendrás que hacer las cosas sin ayuda.
Aquí tienes dos listas. Una, con ejemplos de cosas para las que puedes pedir ayuda a las demás personas. La otra es una lista de cosas que los mayores no deberían hacer por ti.
Tu familia y los maestros deberían:
Enseñarte cosas nuevas;
Responder a tus preguntas sobre lo que has aprendido o sobre la tarea;
Proporcionarte un entorno tranquilo donde puedas concentrarte;
Proporcionarte los materiales necesarios para que puedas hacer el trabajo;
Revisar tu trabajo y ayudarte a corregir los errores;
Darte consejos prácticos sobre cómo organizarte y concentrarte;
Ayudarte a decidir dónde guardar las cosas en tu habitación;
Darte trabajos domésticos adecuados para niños;
Dejar que les ayudes en el salón de clase y en casa.
Tus familiares y los maestros no deberían:
Darte las respuestas a las preguntas de los deberes;
Hacer partes importantes de la tarea por ti, como investigar o escribir;
Corregir los errores;
Organizarte el trabajo, la mochila o el armario;
Tener que recordarte mil veces que hagas las cosas que se supone que debes hacer;
Limpiar tu habitación (¡lo siento!)
A medida que avanza el tiempo, tendrás que responsabilizarte cada vez más de tu propio trabajo. Si prestas atención a la forma en que tus familiares y maestros te guían cuando haces la tarea, sabrás hacerla sin ayuda cuando llegue el momento, que será pronto. Las buenas notas no son el único beneficio. Cuantas más tareas hagas bien sin ayuda, te sentirás mejor. Esto también se aplica a las cosas que estás aprendiendo a hacer en casa.
A veces, los estudiantes tardan mucho en empezar a trabajar, posponen los deberes o tienen problemas en concentrarse porque no entienden lo que se supone que deben hacer o porque creen que no pueden hacerlo bien. Para eso necesitas la ayuda de tus maestros y de tus padres. Es normal preocuparse por lo que pasará si repruebas, pero intenta confiar en ti mismo y dar lo mejor.
Si tienes problemas, no tengas miedo de seguir pidiendo ayuda. Di a tus padres o maestros cuál es el problema. Algunos estudiantes tienen problemas de atención, lo que hace más difícil organizarse, concentrarse y hacer las cosas. Pero también ellos pueden y deben usar este método de tres pasos para completar mejor las tareas.
La ayuda de los familiares puede ser un pequeño impulso que te ayudará a prepararte para hacerlo por tu cuenta. ¡Quién sabe! Pueda que incluso ayudes a tus padres. Muchos adultos tienen problemas para hacer tareas complicadas, como planificar la cena de toda una semana. Si tu mamá o papá se enfrenta a alguna de estas difíciles tareas, ya sabes qué aconsejarles:
Organízate.
Concéntrate.
¡Hazlo!
Revisado por: D'Arcy Lyness, PhD
21 comentarios:
El orden es un valor muy importante ya que encierra aspectos como concentrarse en lo que se hace y organizarse.
Es necesaria la planificación ya que también forma parte de ser organizado. Planificar significa decidir qué y cuando se va hacer.
Uno persona debe ser organizada ya que de este manera optimiza el tiempo y realiza las tareas encomendades de manera eficiente.
Es necesario concentrarnos en lo que hacemos y organizar el tiempo de tal manera que se pueda hacer todo lo que se planea, sin dejar de lado ninguna actividad.
El orden es un valor de mucha importancia sin el cual las cosas no podrían ejecutarse de buena manera, puesto que nos permite cumplir con nuestros deberes y obligaciones de forma organizada. Para que pueda existir orden debemos aprender a organizar nuestro tiempo que es valioso y Dios nos lo ha dado para que lo administremos de manera correcta bajo su voluntad, es decir que lo administremos para saber cómo, cuándo y qué vamos a hacer.
Solo así conseguimos cumplir de buena manera en nuestro hogar, trabajo, lugar de estudio, etc,. las actividades que se nos encomiendan, demostrando así que somos organizados en todo y nos gusta mantener los cinco sentidos cuando hacemos algo.
el orden es un valor en el cual fácilmente podemos percibir la parte más superficial del mismo. Por supuesto que a todos nos agrada encontrar las cosas en su lugar, ver un sitio limpio y donde cada cosa tiene su propio espacio. Sin embargo el orden es algo mucho más profundo que eso.
El orden externo de la persona, de su espacio de trabajo, de su casa o incluso de su automóvil, son muy importantes, es cierto, pero lo más importante es el orden interior y es el que más impacta a la vida ya que de esa manera proyectamos lo que somos.
Podemos decir que el orden es colocar las cosas en el sitio que les corresponde.
El Orden es un valor que está en la base de todos los demás valores humanos. Proporciona confianza y seguridad y aumenta la eficacia en nuestras vidas. La educación del orden es necesaria para el óptimo desarrollo de las personas y debe comenzar con su vida, en aspectos como el horario de las comidas, las horas de sueño, el aseo personal y el juego. Este valor facilita la convivencia familiar.
La velocidad a la que vivimos actualmente y la cantidad de actividades que tenemos qué realizar es tanta, que el tiempo rinde menos; por lo tanto, tener orden se vuelve prioritario, nos vuelve más productivos, y determina en qué ocupamos nuestro tiempo y cómo lo distribuimos.
El orden es el principio de la disciplina, y nos hace más productivos. Nos ayuda a poner límites para que las cosas no se salgan de su lugar. Nos enseña a darle a cada cosa su peso, a cada actividad su jerarquía. Nos muestra qué es urgente y qué no lo es.
Una persona desordenada cambia constantemente de opinión, de camino, no tiene seguridad. Hace las cosas de manera superficial, y es probable que muchas las haga mal. No entiende la importancia de respetar reglas. En cambio, quien es ordenado tiene control, dominio. Tiene una escala de valores que rige todas sus acciones.
El valor de la orden es muy importante y omienza con la desciplina y al responsabilidad.
Tener orden significa poner cada cosa en su lugar sin que este sea un obstaculo para cualquier persona o para realizar una actividad.
tener orden es un principio personal de las personas en tener las reglas en claras sin irrespetar las mismas.
una persona desorganizada no es oportuno en las cosas y al mismo tiempo no optimiza recursos como es el tiempo, dinero y en ocasiones tienden a perderse las cosas por desorganizados.
por eso es conveniente que practiquemos el valor de orden para tener una orgnizacion muy personal y profesional
El orden es un valor que nos permite saber dónde encontrar las cosa ya se a de personas ajenas e incluso las nuestras. Si somos ordenados sabremos ahorrar tiempo y tenderemos mejor organizadas nuestras tareas y obligaciones, así como también podremos aprovechar el tiempo y tener conocimientos de mejor manera, así también la organización se verá reflejada en nuestra vida profesional y familiar
El orden es un valor muy importante que las personas debemos practicarlo en cada una de nuestras actividades para cumplirlas a cabalidad ya que a través del orden podemos planificar y organizar nuestro tiempo que hoy en día es muy valioso y no hay como desperdiciarlo; así podremos cumplir las obligaciones con eficiencia y eficacia teniendo cada cosa en su lugar y espacio. El orden también se ve reflejado en las actitudes de cada persona porque quien es ordenado demuestra esfuerzo, dedicación y sobre todo responsabilidad.
Tatiana Ramos
El orden es un valor que debemos practicarlo todos los dias ya que nos permite agilitar las actividades que deseamos realizar.
Este valor nos permite optimizar el tiempo, ser eficientes y lograr todo lo que nos hemos propuesto.
El orden a parte de ser un valor es una virtud que debemos cultivarla desde chiquitos, para que su ejecucion en la adolesencia no sea dura y pesada, intentemoslo llevar a cabo en cada una de nuestras vidas dia a dia.
S logramos este cometido podremos realizar muchas cosas mas de lo que pensamos, por ello hagamoslo pongamoslo en practica los tres pasos aconsejados.
El orden es organizar adecuadamente nuestro tiempo para de esta manera alcanzar lo que que nos hemos propuesto hacer el dia a dia.
Ordenar es sinonimo de poner en su lugar y en su momento cada cosa; es saber distribuir nuestras actividades acorde a su jerarquia para facilitar la realización de las mismas
Ser una persona ordenada ayuda a evitarnos muchos problemas, nos evita perder el tiempo por no saber en donde se encuentran las cosas, tener un buen ambiente de trabajo para realizar nuestras tareas, da una buena imagen de nosotros.
Por lo que es muy importante ya que ayuda a nuestro buen desempeno academico.
Este valor se debe cultivar poco a poco, y se ira fortaleciendo con la practica diaria.
Ser ordenados en nuestros actividades es muy importante, sin duda todos conocemos a gente desordenada que olvida hacer sus cosas no sabe colocar sus prioridades adecuadamente en la vida y que termina generando un desastre en su propia vida y en la de los demás.
Adquirir el valor del orden va mucho más que acomodar cosas y objetos, es poner todas las cosas de nuestra vida en su lugar.
El valor del orden debe ayudarnos a darle a cada cosa su peso, a cada actividad su prioridad. A cada afecto el espacio que le corresponde.
El orden es un valor de suma importancia pues nos permite hacer las cosas a su debido tiempo mediante los tres pasos esenciales: organizarte, concentrarte, hacerlo. La vida requiere que tengamos un orden para progresar y no dejar todo para el último momento he aqui la importancia de este en nuestras vidas, todo esto nos lleva a ser mejores cada día para ser mejores seres humanos
El orden no sólo está nuestro exterior por ejemplo en nuestra habitación, en nuestra casa, sino también está dentro de cada uno de nosotros, en la forma como nos organizamos todos los días, en la forma como ordenamos las cosas que debemos hacer y que queremos hacer por su importancia y valor.
Adquirir el valor del orden va mucho más que acomodar cosas y objetos, es poner todas las cosas de nuestra vida en su lugar. El orden debe ayudarnos a darle a cada cosa su importancia, a cada actividad su prioridad. A cada afecto el espacio que le corresponde.
El orden es importante en nuestra vida para lograr con éxito todo lo que nos proponemos y al ser ordenados y organizados conseguir todas nuestras metas y objetivos
Vero A.
Aprender a ser ordenados nos ayudara a tener un mejor resultado en las tareas que realicemos, sean estas de la universidad, en la casa, en el trabajo o cualquier actividad cotidiana, ser ordenado implica tener una planificacion del qué hacer y hacerlo con la mayor responsabilidad y concentración para que nos sintamos orgullosos por el resultado de estas, porque estan bien, porque hemos terminado las tareas completamente y a tiempo.
debemos aprender a cumplir con las cosas totalmente dandonos cuenta de que somos responsables de nuestro destino y depende de las cosas que hoy hagamos.
Llevar una vida ordenada es saber lo que se va hacer en el trancurso del camino… Debemos fomentar este valor para tener una vida organizada sabiendo lo que se va ha realizar, pero lo que sigue tambien es saber concentrarse, es decir plantear las tareas y emprenderlas que no solo quede en palabras sino que se lleven a cabo en hechos, esto caracteriza a una persona por dar la idea y realizarla de esta manera obtener buenos resultados por la forma en que han sido realizados alcanzando éxito en la vida diaria.
El orden es necesario en todas las cosas que hacemos en la vida en la casa en la universidad como hijos hermanos amigos y sobre todo como profesionales en todas las cosas que nos encomienden debemos mostrarnos ordenados en nuestra forma de hablar actuar y pensar
Empezar desde el hogar de esta manera podremos ir haciendolo en nuestra vida diaria con nosotros mismos y con los deberes que debemos cumplir a diario, de esta manera nuestra vida va ha ser mas organizada vamos a tener el tiempo suficiente para realizar cualquier actividad y desempeñarnos de la mejor manera, tener nuestras cosas nuestra vida en orden va a ser muy esencial para poder vivir de una manera digna.
El orden no esta en el exterior, es decir en tu habitacion,en la caja de juguetes, en tu aula de clases, tambien esta dentro de ti , en la forma en que organizas tu vida, en la forma en la que ordenas tus cosas que debes hacer y que quieres hacer por su importancia y valor
El Orden es indispensable en nuestras vidas, la cual demostramos desde la forma de nuestro cuarto, hasta el orden en nuestro trabajo, debemos tomar en cuenta que cuando existe orden podremos desarrollar de mejor manera las cosas
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